La  neuroestimulación    busca activar o desactivar una red  de neuronas mediante la aplicación de una corriente eléctrica generada en forma de impulsos nerviosos, en la cual se pueden modular las siguientes propiedades:

  • Frecuencia: número de impulsos eléctricos por segundo y se mide en herzios (Hz), o pulsos por segundo (pps). En general frecuencias de 130 Hz o mayores inhiben la actividad neuronal.
  • Amplitud: es la intensidad, dada en voltios o amperios, de cada impulso eléctrico
  • Ancho de pulso: es la duración de cada impulso eléctrico en microsegundos

Para poder  llevarla  a  cabo  el equipo ideal  será aquél  que  nos permita un control de la intensidad de la corriente, individualizada en cada uno de los polos de estimulación, con un sistema de batería recargable, con el mayor rango de frecuencias, anchuras de pulso e inten­sidad de estimulación posibles, que sea lo más duradero y fiable posible, y a ser posible, el más seguro para el paciente en todas las circunstancias de la vida cotidiana de nuestros pacientes, que sea fácilmente programable y manejable por parte del paciente y del equipo médico, y a poder ser con la mayor facilidad de implantación posible.

Para un  adecuado  tratamiento del dolor   debe considerarse al dolor  como  un proceso dinámico. La presencia de patrones de dolor complejos requiere un alto grado de flexibilidad en la programación del sistema implantado, cualquiera que sea su composición y configuración.  (   ejm  :  en   la estimulación medular   los parámetros de programación del sistema deben proporcionar la capacidad para generar una carga total de electricidad eficiente , orientando electrónicamente la corriente en una dirección medio-lateral y en al menos dos segmentos, y para activar múltiples contactos eléctricos simultáneamente.
La selección de un tipo de programación específica o una modalidad terapéutica no debe ser una tendencia en base a resultados no siempre contrastados a largo plazo, sino basados en el profundo conocimiento de los mecanismos neurofisiológicos implicados en su funcionamiento y resultados esperados

No obstante, desde el inicio de su utilización en la práctica clínica, se ha podido comprobar una falta de interés en los parámetros de la programación más allá del concepto de percepción de parestesias sobre el área de dolor, asumiendo una sobreposición del campo de corriente terapéutica sobre la zona metamérica de la conducción nociceptiva. Nada más allá de un aspecto puramente subjetivo que no incidía en la generación de la carga total del impulso de estimulación y, por tanto, la intensidad con que el paciente percibía las parestesias. Tampoco ha habido un interés científico contrastado en demostrar la combinación de teóricamente óptimos para generar un impulso de máxima “eficiencia”. Estableciendo una analogía para señalar la importancia de la adecuada selección de parámetros, las características del impulso eléctrico (forma, duración, frecuencia) serían el elemento activo de la terapia, de igual modo que los componentes químicos son el elemento activo de un fármaco. Además de la adecuada selección de los parámetros, es fundamental la correcta dosificación y aplicación de los mismos (intensidad, tamaño y situación anatómica de los electrodos, así como el modo de estimulación). De la correcta combinación de todos estos elementos dependerá la efectividad del tratamiento de neuromodulación eléctrica

Este apartado proporciona información  clave a  considerar cuando  se usa la electricidad en  el tratamiento del dolor 

 

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