Las  vías  ascendentes  son los tractos que se originan en las neuronas de proyección del asta posterior de la médula espinal o del núcleo espinal del trigémino   encargados  de la  transmisión en el sistema nervioso central del estímulo nóxico hacia los  centros supraespinales involucrados en la transmisión del dolor .  Anatómicamente, se distingue entre  vías monosinápticas del dolor y  vías polisinápticas del dolor. De estas vías son los tracto espinotalámico y los  tracto trigeminotalámico los  más importantes  por  constituir  alrededor del 90 % de las vías ascendentes.  Más recientemente, se ha centrado el estudio en las proyecciones hacia  la región parabraquial de la protuberancia dorsolateral,  porque la salida de esta región proporciona una conexión muy rápida con la amígdala, una región relacionada con el procesamiento de información relevante relacionada con   las propiedades aversivas a la  experiencia dolorosa  

Estudios morfológicos, electrofisiológicos y de imagen funcional han podido demostrar la presencia  de un  gran número de “ vías  ascendentes nociceptivas “ , cuya contribución específica a la transmisión del dolor  permanece en muchos casos aún por definir  “

 

Figura 1. Vías ascendentes. Las fibras aferentes primarias transmiten información nociceptiva a las neuronas de proyección del asta posterior de la médula espinal . Un subconjunto de estas neuronas de proyección transmite información a la corteza somatosensorial a través del tálamo, proporcionando información sobre la ubicación y la intensidad del estímulo doloroso. Otra proyección de neuronas interactúan con las cortezas cingulada e insular a través de conexiones en el tronco del encéfalo (núcleo parabraquial – PB- ) y amígdala, contribuyendo al componente afectiva de la experiencia del dolor. Esta información ascendente también accede a las neuronas de la médula rostral ventromedial (RVM) y sustancia gris periacueductal (PAG)  del mesencéfalo para proporcionar información a los sistemas moduladores descendentes que regulan la salida –tanto positiva como negativamente -  del estímulo  nociceptivo  desde   la médula espinal

-   Las neuronas de las  láminas I  y V  de Rexed proyectan sus axones hacia arriba, los cuales se organizan en fascículos ascendentes, que cruzan la línea media y ascienden por la región anterolateral de la sustancia blanca espinal (sistema anterolateral, SAL) hacia los centro supramedulares, donde harán sinapsis con las neuronas de tercer orden1 El SAL está formado por muchos haces, entre los cuales destacan los espinotalámicos laterales (neoespinotalámico y paleoespinotalámico), aunque son muchos los haces que forman el SAL, con numerosas conexiones a lo largo principalmente del tronco del encéfalo y del tálamo. Estas aferencias serán grosso modo de dos tipos; aquellas que transmiten los aspectos sensitivo-discriminativos del dolor (ubicación, intensidad y calidad del estímulo nocivo) se dirigen hacia el tálamo (fascículo neoespinotalámico o espinotalámico directo), mientras que las que transmiten los aspectos afectivo-motivacionales del dolor (sentimiento de desagrado, miedo, ansiedad) o la activación vegetativa que acompaña a la estimulación nociceptiva, se dirigen hacia los centros troncoencefálicos y límbicos (fascículo paleoespinotalámico o espinotalámico indirecto)2

- Por otra parte, tenemos el sistema ascendente de cordones posteriores-lemnisco medial (cordones posteriores a nivel de la médula espinal y lemnisco medial a nivel del tronco del encéfalo). Este sistema se encarga de transmitir el tacto fino, la vibración, la discriminación entre dos puntos y la propiocepción (posición) de la piel y las articulaciones. Los axones de las neuronas de primer orden forman los tractos ascendentes del fascículo grácil y el fascículo cuneiforme que harán sinapsis con las neuronas de segundo orden en el núcleo grácil y el núcleo cuneiforme (núcleos de la columna dorsal); los axones de estas neuronas ascienden como fibras arqueadas interna, cruzándose a nivel del tronco del encéfalo y formando el lemnisco medial que conecta con el tálamo. Las fibras A beta también envía información a los circuitos de los cordones posteriores-lemnisco medial, lo que afecta la información nociceptiva aferente3

- Será en el tálamo donde se encuentren la mayor parte de las neuronas de tercer orden (principalmente en los núcleos ventral posterior medial y ventral posterior lateral), que reciben la información a través de los fascículos ascendentes. El tálamo se encarga de recibir e integrar todas las señales que proceden tanto del asta dorsal de la médula como de otras áreas implicadas en el procesamiento de los distintos aspectos del dolor, emitiendo posteriormente toda la información procesada hacia las áreas corticales (  ver más  en  Centros supraespinales involucrados en la transmisión del dolor )

Desde el punto de vista anatómico, se distingue entre vías ascendentes monosinápticas y polisinápticas:

A/ Vías monosinápticas:

  1. El Tracto espinotalámico 
  2. El Tracto trigeminotalámico
  3. El Tracto espinoparabraquial 
  4. El Tracto espinohipotalámico

B/Tractos polisinápticos

  1. Tracto espinocervical
  2. Fibras postsinápticas del sistema de la columna dorsal- lemnisco medial
El   tracto espinotalámicoy el  Tracto trigeminotalámico  son  las  principales  vía aferentes de los impulsos sensitivos al cerebro constituyendo alrededor del 90 %  de las  vías  ascendentes

 

Los  estudios  llevados  a  cabo  con  registros  unitarios  en  centros  encefálicos  que  reciben  mensajes   nociceptivos por las vías ascendentes  sugieren  que la  codificación  se  efectúa  en  un contexto  de  excitación ,  sin  que , por  otro lado,  la  ausencia  de  neurotransmisión   inhibitoria  ascendente  deba  interpretarse   como  evidencia  de  su  ausencia .

Bibliografía

  1. 12. Ascending Projection Systems. , por Dostrovsky J, Craig A. en In: McMahon S, Koltzenburg M, Tracey I, Turk D, editors. Wall & Melzack’s textbook of pain. 6th ed. Philadelphia: Elsevier; , en las páginas 182–197 , año 2013.
  2. 10. Pain. , por Fitzpatrick D, Mooney R. en In: Purves, D, Augustine GJ, Fitzpatrick D, Hall WC, LaMantia AS MR et al., editor. Neuroscience. 6a ed. New York: Oxford University Press; , en las páginas 213–230. , año 2018.

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